Conoce a la excepcional Aría, una adolescente que ha experimentado la belleza de la música, y la danza desde los 3 años.
Aria es una adolescente de 13 años que vive en Los Angeles y que comenzó a tomar clases de música y danza cuando tenía solo 3 meses. Sus padres la llevar a Bloom School of Dance and Music -la escuela que impulsó el nacimiento de Bloom Arts Foundation- e inmediatamente ella se convirtió en una pequeña entusiasta. Rápidamente aprendió todas las canciones y pasos de baile y estaba siempre feliz aprendiendo con sus profesores.

Aria tocando su instrumento favorito: la guitarra.
Aria ama tocar la guitarra y prefiera la música pop. Su canción favorita es la pegadiza Giants de Dermot Kennedy, excepto cuando se trata de bailar porque allí es cuando prefiere el sonido más eléctrico de The Nights de Avicii.
Por estos días, Aria es la principal animadora de los eventos familiares cuando ella toca su ukelele porque “es más fácil para transportar que una guitarra”. Así, la familia puede disfrutar de su música y de cualquier canción en la que ella está trabajando en ese momento. ¡Incluso sus primos pequeños están pidiéndole con ansias que les enseñe a tocar el ukelele!
“En este momento, nadie en mi casa toca un instrumento, excepto yo. Cuando mi papá era más joven, solía tocara el saxofón y mi mamá intentó tocar la guitarra un poco”, explica Aria. Aunque su madre no toca ningún instrumento, es una gran vocalista y una fanática de la música. El contar con el apoyo de la familia como la de Aria es crucial para criar artistas. Las familias pueden ayudar mostrando interés, tocando música en la casa, teniendo fiestas de baile repentinas, ayudando a que lleguen a sus clases a tiempo, animándolos en los conciertos y estando a su lado cuando se frustran para apoyarlos y que continúen intentando.
Inscribirse en una escuela de música y danza
Aria tomó clases por una hora y media a la semana. Durante esas horas en las que aprendía acordes y bailaba diferentes ritmos, hizo amigas como Lily y Sophia. Estas amistades han llegado lejos ya que comenzaron cuando Lily y Aria comenzaron a tocar el ukelele a los 6 años en el grupo de la clase de ukelele. Por su parte, Sophia y Aria se conocieron en la clase de Musicales y su amistad ha perdurado por más de seis años.
Cuando se le pregunta acerca de su profesora favorita, ella menciona a la profesora Julie. “Ella fue quién me enseñó a tocar el ukelele. Estuvo presente en mi primer recital. ¡Me enseñó a afinar mi ukelele sin un afinador! Fue ella quién me dio mi primera guitarra cuando me gradué de ukelele. Incluso me enseñó un poco a usarla. No la he visto en mucho tiempo ya que se mudó a Washington. Pero siempre será una persona especial para mí”, explica Aria.
Su momento favorito de sus clases de música fue “cuando aprendí a tocar los acordes porque ahora puedo tocar cualquier canción, en cualquier momento”. Aria es una artista completa que puede tocar instrumentos y bailar al ritmo de cualquier melodía.
Sus clases de baile comienzan con una consulta grupal para saber cómo está cada uno. Luego, estiran y trabajan en una coreografía. “¡Nos divertimos tanto!”, dice. Para continuar con estas lecciones tan divertidas, su clase de Musical incluye jugar juegos que la ayuden a ella y a sus compañeros a actuar e improvisar.
En Bloom School of Music and Dance, el staff bromea y dice que Aria es “la Alcadesa de Bloom”. “Cada vez que llegaba una nueva familia, me aseguraba de agendarlos en la clase de Aria. Cada vez que traía un nuevo instrumento o elemento, ella gritaba entusiasmada “¡yay!” y cantaba todas las letras de todas las canciones”, explica Laura Porter, co-fundadora de Bloom Arts Foundation.
Después de todo, ella siente que ellos son familia y su enérgica presencia durante las Clases de Familia cuando era pequeña fueron claves para construir el programa. “Si estoy teniendo un mal día y tengo clases, siempre salgo sintiéndome diez veces mejor”, dice Aria.
Los beneficios de la educación artística
Aria está de acuerdo en que las clases de música y danza ayudan a los niños y a las niñas porque “construye confianza y libera estrés”. Sin embargo, cuando se le pregunta porqué las escuelas no enseñan educación artística, Aria no vacila en brindar una respuesta genuina: “porque las escuelas no creen que es igual de importante que las matemáticas o la ciencia”.
Esta adolescente, cuyo grupo de música favorito es Imagine Dragons, sabe mejor que nadie lo beneficiosa que es la educación artística para los niños y las niñas. Ella lo ha experimentado luego de superar su timidez al conocer personas por primera vez, gracias a los recitales de música y baile: “Me ayudó a superar mi nerviosismo cuando salía al escenario y conocía nuevas personas. Soy muy tímida cuando me acerco a alguien por primera vez, pero una vez que todo se vuelve más cercano, soy la persona más extrovertida, como el día y la noche”.
Si hay una adolescente que tiene el conocimiento y la experiencia para compartir sus pensamientos sobre el impacto positivo de la Educación Artística, es Aria. No sólo ha tomado múltiples clases de música y baile desde que era una bebé, sino que continua practicando y aprendido cosas nuevas (¡Cómo tiro al arco!), lo que es impresionante para una chica que sólo tiene trece años y sabe tanto. Cuando se le pregunta acerca de la principal lección que saca tras tantos años como estudiante de música y danza, es fácil ver cuán creativa y sensible como artista es Aria. Su respuesta se siente como un poema:
“Aprendí que la música puede unir a las personas. No importa la edad, la etnia, el género o la sexualidad que seas. La música es lo que nos une a todos. Con la música, puedes expresar tus emociones. Cuando encuentras la canción correcta, sientes que puedes lograr lo que sea. Es la canción la que te hace sentir cómo si fueras el personaje principal de una historia increíble o como si estuvieses en un video musical. Es uno de mis sentimientos favoritos. Ví una persona cualquiera en la calle escuchando música y bailando como si fueran el personaje principal. Me hizo tan feliz. Pero ese es sólo un ejemplo de cómo la música afecta a la gente. En un concierto, todos están moviendo los brazos al mismo tiempo, todos cantando en simultáneo al ritmo de la música”.
Por Rosario Aran